Visitamos a Tagua en la Reserva Privada de Perresénico

Categorías: NoticiasPublished On: 4 julio, 2019

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En esta gira nos acompañó personal de la Fundación Naturaleza y Ciencias 507, que en conjunto con la comunidad de Pijibasal, son los encargados del cuidado y monitoreo de estado del estado de este pichión.
Sumergida en la profundidad de Darién encontramos nuestra finca de Perresénico, un bosque de más de 200 hectáreas de un alto valor para la conservación ecológica pues contribuye en la creación de zonas de amortiguamiento al Parque Nacional Darién. Es en este lugar, rodeado de naturaleza, hasta donde tuvimos que viajar para visitar a Tagua, el pequeño pichón de águila harpía.

Sumergida en la profundidad de Darién encontramos nuestra finca de Perresénico, un bosque de más de 200 hectáreas de un alto valor para la conservación ecológica y que contribuye en la creación de zonas de amortiguamiento contiguas al Parque Nacional Darién. Es en este lugar, rodeado de naturaleza, hasta donde viajamos para visitar a Tagua, el pequeño pichón de águila harpía.
En esta gira nos acompañó personal de la Fundación Naturaleza y Ciencia 507, que en conjunto con la comunidad de Pijibasal, son los encargados del cuidado y monitoreo del estado de este pichón.
Actualmente, “Tagua” tiene siete meses de edad, es un macho joven alimentado por sus padres, los cuales suelen llegar a su nido cada dos o cuatro días para entregarle comida. Durante nuestra visita observamos a Tagua secándose sus plumas pues había estado lloviendo durante los días anteriores. También pudimos observarlo, en distintos momentos, cómo se comunicaba con sus padres para ser alimentado. Tagua ya salió de su nido y empieza a desplazarse en perchas cercanas al mismo desde donde observa el lindo paisaje desde la cima.
Gracias al modelo de turismo sostenible, sumado al desarrollo de la investigación científica, el apoyo de la comunidad indígena Emberá de Pijibasal y el trabajo de organizaciones ambientales ha sido posible la conservación de águilas harpía en esta finca durante más de cuatro años.
Este modelo de conservación consiste en que las águilas utilicen y compartan el mismo nido para cuidar a sus crías, como es el caso de Tagua, y anteriormente el de Ancón. Se trata, por tanto, de un modelo de proyecto piloto que, además, ha logrado generar beneficios económicos a la comunidad a través del turismo de bajo impacto realizado mediante convenios de cooperación que buscan mejorar el estilo de vida de comunidades como la de Pijibasal.
Fotografía: Jorge Moises Herrera

Sumergida en la profundidad de Darién encontramos nuestra finca de Perresénico, un bosque de más de 200 hectáreas de un alto valor para la conservación ecológica y que contribuye en la creación de zonas de amortiguamiento contiguas al Parque Nacional Darién. Es en este lugar, rodeado de naturaleza, hasta donde viajamos para visitar a Tagua, el pequeño pichón de águila harpía.
En esta gira nos acompañó personal de la Fundación Naturaleza y Ciencia 507, que en conjunto con la comunidad de Pijibasal, son los encargados del cuidado y monitoreo del estado de este pichón.
Actualmente, “Tagua” tiene siete meses de edad, es un macho joven alimentado por sus padres, los cuales suelen llegar a su nido cada dos o cuatro días para entregarle comida. Durante nuestra visita observamos a Tagua secándose sus plumas pues había estado lloviendo durante los días anteriores. También pudimos observarlo, en distintos momentos, cómo se comunicaba con sus padres para ser alimentado. Tagua ya salió de su nido y empieza a desplazarse en perchas cercanas al mismo desde donde observa el lindo paisaje desde la cima.
Gracias al modelo de turismo sostenible, sumado al desarrollo de la investigación científica, el apoyo de la comunidad indígena Emberá de Pijibasal y el trabajo de organizaciones ambientales ha sido posible la conservación de águilas harpía en esta finca durante más de cuatro años.
Este modelo de conservación consiste en que las águilas utilicen y compartan el mismo nido para cuidar a sus crías, como es el caso de Tagua, y anteriormente el de Ancón. Se trata, por tanto, de un modelo de proyecto piloto que, además, ha logrado generar beneficios económicos a la comunidad a través del turismo de bajo impacto realizado mediante convenios de cooperación que buscan mejorar el estilo de vida de comunidades como la de Pijibasal.
Fotografía: Jorge Moises Herrera